Los niños dentro del E.A. (Espectro Autista) se benefician especialmente de programas educativos basados en el modelo A.B.A. debido a que su modo especial de comprender y procesar la información requiere de una enseñanza sistemática, basada en el éxito (aprendizaje sin error), y de una motivación inicialmente externa que les permita regular su conducta y aprender nuevas habilidades.
Así mismo, niños con otros trastornos del desarrollo y/o aprendizaje pueden beneficiarse de este tipo de intervención, que se diferencia de otros abordajes especialmente en aspectos como: el análisis y descomposición de las habilidades a enseñar, el uso de reforzadores efectivos, la planificación de procedimientos sistemáticos, el registro y evaluación continua de los resultados y la involucración familiar como un eje fundamental del éxito de la terapias.
Bajo estos lineamientos, se diseñan programas educativos individualizados, que proponen una intervención para todas las áreas del desarrollo y se ajustan a las necesidades de cada niño en particular y su familia.